Si tienes problemas para pagar tus deudas y salida adelante, pero no sabes cuándo se está en situación concursal, contacta ahora con nosotros o sigue leyendo para que puedas detectar por tí mismo tu situación de quiebra, bancarrota o concurso. Entrar en situación concursal no es una cuestión exclusivamente jurídica: es una señal crítica de que la empresa (o persona física) ha perdido la capacidad de pagar sus deudas con regularidad. Detectar a tiempo que se está en esta situación es clave para evitar responsabilidades, sanciones y la pérdida total del control empresarial.
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En muchas ocasiones, los empresarios o autónomos no son conscientes de que ya están en situación concursal, o bien lo descubren demasiado tarde, cuando los acreedores ya han iniciado reclamaciones, embargos o incluso solicitado el concurso de forma necesaria.
¿Qué significa estar en situación concursal según la ley?
Estar en situación concursal significa que una persona física o jurídica no puede cumplir regularmente con sus obligaciones de pago. Es decir, se encuentra en una situación de insolvencia, ya sea actual (ya no puede pagar) o inminente (prevé que no podrá pagar en un futuro próximo).
Este concepto está regulado en la Ley Concursal (Real Decreto Legislativo 1/2020, de 5 de mayo), y su finalidad es establecer un procedimiento para gestionar esa insolvencia, proteger los intereses de los acreedores y, si es posible, salvar al deudor mediante acuerdos o reestructuración.
Dos tipos de insolvencia contempladas por la ley:
1. Insolvencia actual
Se produce cuando el deudor ya no puede pagar sus deudas exigibles de forma regular. No se trata de un impago aislado, sino de una imposibilidad sostenida en el tiempo para atender las obligaciones económicas.
✅ Ejemplos típicos:
- No poder pagar varias nóminas seguidas.
- Acumulación de recibos o facturas impagadas.
- Embargos por impagos a Hacienda o Seguridad Social.
- Incumplimiento de préstamos u otras deudas bancarias.
2. Insolvencia inminente
El deudor todavía está al día con los pagos, pero sabe que en breve no podrá cumplirlos. Esto permite solicitar el concurso de forma voluntaria, anticipándose a un colapso financiero.
✅ Ejemplos típicos:
- Pérdida de un cliente clave que suponía gran parte de los ingresos.
- Vencimientos próximos de préstamos sin posibilidad real de refinanciación.
- Caída drástica de ingresos que impide proyectar pagos futuros.
⚠️ Obligación legal de presentar concurso:
Según el artículo 5 de la Ley Concursal, el deudor tiene la obligación de solicitar el concurso en un plazo máximo de dos meses desde que conozca (o deba conocer) su estado de insolvencia. No hacerlo puede implicar:
- Responsabilidad personal del administrador o empresario.
- Calificación del concurso como culpable.
- Inhabilitaciones, multas e incluso responsabilidad por deudas.
💡 Conclusión:
Estar en situación concursal no solo implica una crisis económica, sino también una responsabilidad legal. Detectarla a tiempo permite iniciar el concurso voluntario, optar por acuerdos extrajudiciales o salvar el negocio mediante reestructuración.
Cuándo se está en situación concursal: señales claras de alerta
Detectar a tiempo que estás en situación concursal puede marcar la diferencia entre salvar tu negocio o enfrentarte a responsabilidades legales graves. Muchas empresas y autónomos no se dan cuenta de que ya han cruzado la línea de la insolvencia, o lo descubren cuando ya es demasiado tarde.
A continuación, te mostramos las principales señales económicas, contables y operativas que indican que podrías estar en situación concursal.
1. No puedes pagar tus deudas de forma regular
Este es el indicador más claro. Si no puedes hacer frente a tus pagos en los plazos acordados, y esta situación se mantiene en el tiempo, estás probablemente en situación de insolvencia actual.
✅ Ejemplos:
- Retrasos continuados en el pago a proveedores.
- Incumplimientos de préstamos o líneas de crédito.
- Acuerdos de pago verbales porque no puedes cumplir los pactados.
2. Tienes embargos o reclamaciones judiciales en curso
Si ya se han iniciado procedimientos de ejecución o embargos contra tu empresa (por Hacienda, Seguridad Social, proveedores o bancos), se considera un hecho revelador de insolvencia a efectos legales.
⚠ Si un acreedor te ha demandado por impago o ha solicitado el concurso necesario, debes actuar de inmediato para evitar que te lo impongan judicialmente.
3. Tu activo corriente no cubre tu pasivo corriente
Desde el punto de vista contable, si los activos que puedes convertir en dinero a corto plazo (tesorería, clientes, inventario) son insuficientes para cubrir tus deudas inmediatas, estás en desequilibrio financiero.
📌 Este indicador puede comprobarse fácilmente con un balance:
Activo corriente < Pasivo corriente = posible insolvencia.
4. No puedes pagar salarios o cotizaciones sociales
El impago de nóminas, seguros sociales o retenciones fiscales durante más de tres meses es un hecho objetivo de insolvencia. Además, conlleva graves responsabilidades para administradores o empresarios.
⚠ Estos impagos son especialmente sensibles:
- Pueden justificar el concurso necesario.
- Suponen deudas privilegiadas.
- Generan responsabilidad directa.
5. Estás recurriendo a financiación de emergencia para pagar deudas antiguas
Si estás pidiendo préstamos solo para cubrir obligaciones ya vencidas, sin generar ingresos operativos suficientes, estás en una espiral de endeudamiento que indica insolvencia inminente.
6. Acumulación de devoluciones bancarias o impagos de recibos
La falta de liquidez, visible a través de impagos recurrentes en domiciliaciones, préstamos o suministros básicos (agua, luz, alquiler), también refleja que tu estructura financiera está colapsando.
7. Informes de auditoría con salvedades sobre la continuidad de la empresa
Si tu auditor ha emitido un informe con salvedades o expresa dudas sobre la viabilidad futura de la empresa, estás ante una señal clara de alarma que puede justificar una actuación urgente.
✅ ¿Y si soy autónomo o persona física?
Todas estas señales también se aplican a personas físicas:
✔ Si no puedes pagar tus préstamos personales, hipoteca o tarjetas.
✔ Si vives del crédito sin ingresos suficientes.
✔ Si tienes embargos de Hacienda o bancos.
👉 En ese caso, puedes acogerte al concurso de persona física e incluso a la Ley de Segunda Oportunidad.
Cuándo se está en situación concursal
Saber si estás en situación concursal no es solo un análisis contable: es una obligación legal y una herramienta para protegerte a ti y a tu empresa.
✔ Si identificas alguna de estas señales, no esperes.
✔ Actuar a tiempo te permitirá presentar un concurso voluntario, evitar el concurso necesario, y salvaguardar tu patrimonio personal.
✔ Y si no tienes claro si estás o no en insolvencia, consulta con un abogado especializado.
Consecuencias de no solicitar el concurso cuando estás obligado
No solicitar el concurso de acreedores en plazo cuando ya estás en situación concursal no solo es un error estratégico: es una infracción legal que puede tener consecuencias muy graves para ti como administrador, empresario o autónomo.
La Ley Concursal establece que el deudor debe presentar el concurso en el plazo máximo de 2 meses desde que conoce (o debería conocer) su estado de insolvencia. No hacerlo puede desencadenar una cascada de problemas legales, patrimoniales y personales.
1. Posible calificación del concurso como culpable
Si presentas el concurso tarde, o si ni siquiera lo presentas y lo hace un acreedor (concurso necesario), el juez puede calificar el concurso como “culpable” en vez de fortuito. Esto ocurre si considera que ha existido mala fe, negligencia grave o dolo por parte del deudor o sus administradores.
📌 ¿Qué implica un concurso culpable?
- Se puede declarar inhabilitación del administrador o empresario durante 2 a 15 años.
- Posibilidad de que el administrador o socio tenga que responder con su patrimonio personal por las deudas no satisfechas.
- Pérdida del control de la empresa o de la posibilidad de participar en otras sociedades durante años.
2. Responsabilidad personal por deudas
Uno de los mayores riesgos de no solicitar el concurso en tiempo es que los acreedores (incluidos Hacienda y Seguridad Social) puedan reclamarte las deudas a título personal.
✅ Esto afecta sobre todo a administradores de sociedades, pero también puede impactar a autónomos si se demuestra negligencia o retraso deliberado.
📍 En la práctica:
Si dejas pasar el tiempo sin solicitar el concurso, y en ese lapso se genera más deuda, podrías acabar respondiendo tú directamente por esas obligaciones.
3. Bloqueo de operaciones y pérdida de control sobre la empresa
Cuando una empresa entra en insolvencia pero no presenta concurso, corre el riesgo de:
- Bloqueo de cuentas bancarias.
- Embargos de bienes.
- Suspensión de pagos a trabajadores.
- Y, finalmente, ser intervenida judicialmente por un concurso necesario promovido por un acreedor.
En ese escenario, pierdes completamente el control de tu empresa o negocio. Será un administrador concursal quien tome las decisiones, y tú pasarás a ser investigado por tu gestión.
4. Incremento del pasivo y del daño económico
Cuanto más tiempo tardes en solicitar el concurso:
- Más se acumulan las deudas.
- Menos capacidad tendrás de negociar con proveedores o bancos.
- Más difícil será presentar un plan de viabilidad o un convenio con los acreedores.
- Más probable será tener que ir directamente a la liquidación.
⏳ Tiempo = deuda. Cada mes que pasa sin actuar empeora la situación.
5. Imposibilidad de acceder a la exoneración del pasivo insatisfecho (Ley de Segunda Oportunidad)
Si eres persona física y no presentas el concurso en plazo, pierdes la posibilidad de acogerte a la exoneración de deudas, que permite cancelar legalmente lo que no se pueda pagar tras la liquidación.
🔒 Condición imprescindible: haber actuado de buena fe, lo que incluye haber solicitado el concurso a tiempo.
Retrasar o evitar la solicitud del concurso de acreedores puede salirte muy caro.
✔ Puede implicar responsabilidad personal,
✔ Pérdida del patrimonio,
✔ Inhabilitaciones,
✔ Y lo peor: una oportunidad perdida de salvar la empresa o comenzar de cero.
💡 Si tienes dudas sobre si debes o no solicitar concurso, consulta cuanto antes con un abogado especializado en insolvencias. Actuar a tiempo puede proteger tu futuro personal y profesional.
Conoce cómo nuestro despacho especializado en concursos de acreedores.

